Anticipo del Otoño: Tardes de té

26 Feb
 
Nota de la Secretaria (y previo a la receta): No pienso cambiar una sola palabra, me gusta el estilo anticuado de Juana Manuela Gorriti y sus amigotas cocineras y escritoras aficionadas aunque ¡no tanto!. Así que, chikas: reemplazar «mantequilla» por un buen aceite, «albaricoque» por damascos u otra opción posible, como duraznos, pero no muy grandes y de esos que se despegan fácilmente del carozo y son más bien secos. Dicho esto, vamos a los Buñuelos a la porteña, receta de Nicolasa S. de Vaca Guzmán, en el Buenos Aires de 1880.
 

  

   Escójanse buenos albaricoques, pártanse por la mitad y quíteseles el hueso. Disuélvase en un rico aguardiente de uva, azúcar pulverizada, y póngase en remojo en esta disolución las mitades de albaricoques, añadiédoles la corteza de un limón entrozos.
   Al cabo de dos horas, sáquense del aguardiente los pedazos de albaricoque, enjúgueseles, y envolviéndolos en masa de buñuelos, fríaseles en mantequilla.
   La masa de los buñuelos con que han de ser envueltos los albaricoques, difiere de la que comunmente se usa, y se confecciona de este modo: se deslíen dos puñados de harina en un vaso de leche,  añadiéndole un trozo de mantequilla, se revuelve y bate muy bien, y hecho esto, se le echa, poquito a poco, una copita del aguardiente. Al poner a freír, se añade a la pasta una clara y media de huevo batidoy tornado espuma, échasele una dedadita de sal, y envolviendo el albaricoque en la pasta, tómesele en una cucharada y échesele a freír en la mantequilla, que debe estar hirviendo.
   Si hubiera comodidad para hacerlo, en vez de servir estos buñuelos  al salir de la sartén con azúcar espolvoreada por encima, se les entra un momento al horno hasta que esta azúcar se haya hecho caramelo…

Gracias